LA COLADA es una de las dos espadas, junto a la Tizona, que la tradición legendaria atribuye al Cid, hasta que éste se las regaló a sus yernos los Infantes de Carrión. La espada había sido ganada en combate por el guerrero burgalés al Conde de Barcelona y, pese a que fue regalada, junto a la Tizona, a sus yernos los Infantes, la misma fue devuelta por éstos tras la afrenta cometida sobre sus hijas doña Elvira y Doña Sol en la localidad de Corpes y que dio lugar al nombre de la afrenta que narra el cantar de Mío Cid.
Tras el incidente El Cid había sido deshonrado y pide justicia al rey. El juicio culmina con el «riepto» o duelo en el que los representantes de la causa del Cid vencen a los infantes. Éstos quedan deshonrados en justa pública y se anulan sus bodas devolviendo también las espadas. Siendo Colada regalada de nuevo por el Cid a su caballero Martín Antolínez.
“Martín Antolínez, mio vassallo de pro,
prended a Colada, ganéla de buen señor”
El nombre según Sebastián de Covarrubias, puede deber su etimología a -Acero Colado-, o lo que es lo mismo, limpio y ausente de impurezas. Al igual que la Tizona, en el Cantar de Mío Cid, la espada atemoriza a los oponentes indignos si es esgrimida por un guerrero valeroso.
Los historiadores asimismo dudan de que la custodiada en el Palacio Real de Madrid y mostrada como la espada Colada real sea en efecto la auténtica.
Réplica de excelente calidad de la Espada Colada del Cid.